martes, 12 de mayo de 2009

Lujos



Las ostentaciones siempre las medimos de una manera un tanto lastimera. Le solemos poner siempre en su principio la palabra tengo. Tengo capital, posesiones, poder, belleza, talento. Seguiríamos poniendo lucimientos y exhibiciones a todo nuestro poderío sea tangible y demostrable como en términos materiales. Los físicos, también son demostrables, pero ya no tanto. Ya que estos se demuestran de otra manera muy diferente.

Y mientras la edad va avanzando te das cuenta que eso no son lujos.
Los lujos son esos ratos que ni tan siquiera percibimos. Esos momentos en que miras dentro de ti y te das cuenta que tienes mucho que recibir aún, y tanto que dar, aunque nos apoderamos más en el recibir que al contrario.



Veo la tranquilidad de un parque asomándose al mar y debajo de un árbol han puesto un banco que mira hacia esas aguas tranquilas y encima de él un hermoso árbol que te cubre de los fuertes rayos de sol y en ese espacio, en ese cuadro, yo veo lujo

Miro ese banco desde mi posición fuera del cuadro. Me doy cuenta que necesito meterme dentro de esa escena y estoy sentada en él.
A mi lado puede estar una persona que me cuenta un poco de lo bueno o malo de su vida, o de alguien que simplemente está callado como yo ahora quisiera estar y siento que es un sueño poder apreciar semejante belleza.

Dos personas que no hablan pero que escuchan el sonido del mar, el suave murmullo del árbol que los corona y no necesitan más que esa instantánea para decir; esto es un auténtico lujo.


El lujo está en mirar esos ojos inocentes de un niño que viene con todo su corazón a darte un cálido beso sin esperar nada a cambio, simplemente para él es especial demostrarte su cariño, porque así lo siente.

Imitar a esa sonrisa sincera, escuchar esas palabras de apoyo, e incluso desear ese momentáneo silencio que deseas tanto, o asir esa mano amiga que no hace falta apretar, porque la tienes.

El lujo es sentirse con uno mismo bien, tranquilo, sabiendo que no engañaste a nadie, que no diste más que lo recibido, porque no se merecían más.



Si te preguntan ¿qué tal como te va? y crees que sólo es para saber, diles genial, de lujo todo, aunque conociéndome soy de las que prefiero omitir según que respuestas.

A la larga, más que a la corta, todos y cada uno de nosotros nos conocemos y aquellos que me dijeron cuéntame para saber de ti y ellos no contaban nada, nunca fueron de fiar..

El lujo es tener la seguridad de quien está contigo y quien lo está en contra y a pesar que muchas veces nos equivoquemos, no nos toca rectificar a los que sí fuimos en su día sinceros , sino a los otros.


Quizás, por eso, ese precioso cuadro, en muchas ocasiones, tal vez demasiadas, me parece tan abstracto.

paky

1 comentario:

  1. Me ha gustado tu reflexión, y es cierto lo que dices que es un lujo.

    Bueno, un lujo es...conocerte.

    Muchos besos.

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